áe los ajenies de la agricultura. Es por lo mismo necesario acomodar las providencias á la situación de cada provincia, y preferir en cada una las mas convenientes. ' 50. En Andalucía, para ocurrirá sudespoblacion, convendría empezar vendiendo á censo reservativo, á vecinos pobres é industriosos, suertes pequeñas pero acomodadas á la subsistencia de una familia, bajo de un rédito moderado, y con facultad de redimir el capital por partes para adquirir su propiedad absoluta. Este rédito pudiera ser mayor para los que labrasen desde los pueblos, y menor para los que liiciesen casa y poblasen su suerte: mas de tal modo arreglado, que el rédito mas grande nunca escediese del dos, ni el menor bajase del uno por ciento del capital, estimado mui equitativamente; porque si la pensión fuese grande, se baria demasiado gravosa en un nuevo cultivo, y si mui pequeña, no serviria de estímulo para desear su redención y la libertad de la suerte. Por este medio se fomentarian simultáneamente la población y el cultivo en un reino, cuya fertilidad promete los mayores progresos. Sié Las restantes tierras, porquelos baldíos de Andalucía son inmensos y darán para todo, se podrán vender en suertes de diferentes cabidas desde la mas pequeña á la mas grande: primero á dinero contante ó á plazo cierto, ba jo de buenas fianzas; y las que no se pudieren vender así, á censo reservativo. De este modo se verificaria la venta de aquellos preciosos baldíoSj no pudiendo faltar compradores en un reino, donde elcomer^ cío acumula diariamente tantas riquezas, singularmente en Málaga, Cádiz, Sevilla y otras plazas de su costa.