^8 TRATADO DE LA «la doctrina de los Santos Padres , y la tra» dicion de la Iglesia católica difundida por 9j todas partes. Seguirnos también el precep» to de San Pablo conservando las tradiciów nes que hemos recibido I.M XXVI.' Los Padres de esta sagrada Asamblea se esmeraron cada uno por su parte en comprobar aquella verdad católica, pero entre otras cosas son de notar las palabras de Teodosio de Armorion 2 en la acción primera, » Si quando se envian , di^ce, las imágenes de los Emperadores á » las provincias y i las ciudades , sale el pue» blo i recibirlas con cirios y perfumes3, ?> no para honrar i la efigie j sino al Em- «pe- ï Decret. Synod. Nic«n, ií. act. 7. 3 Es de notar , que Teodosio , Obispo de Armorion , habia sido partidario de los Iconoclastas , y arrepentido hizo con otros en el Concilio su profesión de ïé lleno de compunción. 3 Ademas de este honor dado á sus retratos tenían antiguamente los Emperadores de Constantinopla la regalía de ir á la Iglesia alumbrados con dos antorchas , y el Patriarca con una , cuyo derecho pasó i otros Metropolitanos de Oriente , siendo señal de degradación el quitarles estas luces. Los pueblos intimidados con la irrupción de Holofernes se esmeraban en honrarle saliendo á recibirle çon coronas y antorchas. Tantus metus provinciis incubttiú , ut universarmn urbium habitat ores, Principes, et honorati simul cunt fopulis , exirent obviant Holoferni , excipientes ewn cum coronis , et lampadibus- Judith. cap. 3. Julio Cesar su-