3l joven, le lionraba con su estimación y le estimulaba al estudio y lo animaba con sus elogios y sus consejos (1).» Algun tiempo después de la muerte de Arguelles, el partido progresista erigió un panteón en el cementerio de San Nicolás, para guardar las cenizas de este patricio, al par que la de otros dos eminentes repúblicos: las de Mendizábal y Calatrava. Además do los infinitos discursos con que D. Agustín enriqueció la lústoria parlamentaria; de España, en sus largos destierros escribió algunas importantes obras que demuestran que manejaba la pluma con no menos galanura que la palabra. Merecen especial mención entre estos escritos, el concienzudo Excímen histórico de la reforma constitucional de España y el Apéndice á la sentencia de la Audiencia de Sevilla, recientemente reimpreso por el Sr. Olózaga (D. José), con el título De 1820 á 1823, reseña histórica, que es una vindicación de los diputados que fueron condenados por aquel tribunal sin haber sido oidos, á consecuencia de liaber votado la regencia por incapacidad del rey. Sentimos vivamente que los límites que nos liemos impuesto no nos permitan trascribir algunos de los magníficos discursos pronunciados por Arguelles en el curso de su larga carrera política, porque encierran y encerrarán siempre sanos principios y con ellos patentizaríamos la justicia del renombre que goza en los fastos políticos de nuestra patria. Nosotros, educados en su escuela, que liemos hecho del triunfo de la libertad nuestra más preciada y querida aspiración, sentimos doble respeto, doble veneración y simpatía hacia ese gran apóstol de nuestra iglesia política , y tenemos inmenso orgullo en haber recibido la existencia en el suelo asturiano, ^que tan virtuosos y eminentes varones ha legado á la nación española, que los asocia boy á sus mejores glorias. (1) D. José Olózaga, en la biografía de Arguelles , puesta á la cabeza de su Apéndice á ía sentencia de la Audiencia de Sevilla.